Legumbres, aliadas de la salud
Con motivo del éxito que tuvo el Año Internacional de las Legumbres en 2016, celebrado gracias a la iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), así como por el extenso reconocimiento del potencial de las legumbres para contribuir al cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 10 de febrero Día Mundial de las Legumbres. El objetivo es dar a conocer las propiedades beneficiosas de las legumbres y sensibilizar a la opinión pública sobre el papel fundamental que desempeñan en el camino hacia una evolución más eficiente de los sistemas agroalimentarios, resilientes y sostenibles, una mayor producción de alimentos, así como mecanismos que puedan hacer frente y paliar los efectos del cambio climático. Además, contribuyen a una mejor nutrición con importantes beneficios para la salud. Todos estos temas son objeto de investigación por diversos grupos de la EEZ-CSIC, a la que pertenece el actual presidente de la Asociación Española de Leguminosas (AEL), el investigador José Carlos Jiménez López.
El cultivo de las legumbres es importante desde diferentes puntos de vista, comenzando por sus beneficios medioambientales. Mejoran la fertilidad del suelo gracias a las simbiosis que establecen con microorganismos fijadores de nitrógeno en el suelo, lo que a su vez promueve el aumento de productividad en las tierras de cultivo. Las prácticas de rotación de cultivo, intercalado y uso de las legumbres como cobertura vegetal, promueven la diversidad agrícola y enriquecen el microbioma del suelo. Esto a su vez contribuye a desarrollar estrategias agrícolas que mantengan la salud del suelo en condiciones óptimas y permitan enfrentar a plagas y enfermedades, cada vez más recurrentes y agresivas debido al cambio climático. En este sentido, las legumbres contribuyen a la mitigación del cambio climático al reducir la dependencia de fertilizantes, plaguicidas y otros compuestos de síntesis química utilizados para aportar nitrógeno al suelo o combatir enfermedades. Por todo ello, las legumbres ayudan a recuperar los nutrientes del suelo de forma totalmente natural. Para los agricultores, las legumbres son un cultivo muy beneficioso porque pueden venderlas y consumirlas, lo que les ayuda a mantener la seguridad alimentaria tanto de la comunidad como de su familia, al mismo tiempo que genera estabilidad económica.
Las legumbres constituyen además uno de los grupos de cultivos más relevantes desde el punto de vista nutricional y nutracéutico, siendo claves para la base de la alimentación humana, especialmente en numerosos países en desarrollo. Contienen muchos nutrientes y son una fuente ideal de proteínas, particularmente en regiones donde la carne no es muy accesible por una economía deficitaria para parte de la población. Dentro de sus características nutricionales destaca su bajo contenido en grasa y alto en fibra, lo que ayuda a reducir el colesterol y a controlar el azúcar en sangre. Poseen niveles fisiológicamente relevantes de ciertos minerales tales como calcio, magnesio, potasio, hierro y zinc, así como de vitaminas, especialmente vitaminas del complejo B y ácido fólico. Por estas y otras cualidades, profesionales de la salud recomiendan la incorporación de estas “joyas nutritivas” en la dieta habitual.
En este sentido, son abundantes los estudios científicos realizados en los últimos diez años que postulan que el consumo de legumbres está asociado a beneficios en salud, atribuibles al valor nutracéutico de algunos componentes de estas semillas en la lucha contra enfermedades consideradas como las nuevas epidemias del siglo XXI. La presencia de ciertas proteínas con propiedades bioactivas y compuestos fitoquímicos en las semillas de legumbres ofrece un considerable potencial para combatir enfermedades asociadas a un estado inflamatorio crónico sostenido, como el síndrome metabólico, la obesidad, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. También se han obtenido resultados altamente prometedores a partir de los últimos estudios sobre el cáncer, una enfermedad en la que la inflamación crónica juega un papel crucial para el mantenimiento de los tumores. Específicamente, investigaciones en cáncer de mama y colon revelan que ciertas proteínas presentes en las semillas de legumbres, como las del altramuz, poseen efectos citotóxicos y sensibilizadores frente a terapias convencionales, como la radioterapia. Estos hallazgos representan un avance significativo hacia terapias menos agresivas y con un pronóstico de recuperación más favorable para los pacientes.
Más información:
José Carlos Jiménez López
Departamento de Estrés, Desarrollo y Señalización en Plantas, EEZ-CSIC
Presidente de la Asociación Española de Leguminosas (AEL)
josecarlos.jimenez@eez.csic.es / 958526468, 667166583
María Teresa Marcos
INIA-CSIC
Vicepresidenta de la Asociación Española de Leguminosas (AEL)
tmarcosp@inia.csic.es / 915026672, 630623677