Marzo, ciencia en femenino
Con motivo de la celebración del Día Internacional de las Mujeres, la EEZ-CSIC, a través de su Comisión de Igualdad, colabora en distintas propuestas a lo largo del mes de marzo. El objetivo es visibilizar el papel de las mujeres en la ciencia y la innovación, y recordarnos que la igualdad efectiva requiere todavía de esfuerzo e iniciativas públicas y privadas. Además, nuestras compañeras de Bibliotecas del CSIC, nos han hecho llegar este texto que compartimos más abajo.
14 marzo (hora por anunciar)
Mesa redonda on-line del Instituto Cervantes de Pekín sobre el rol de la mujer en la ciencia, con motivo de la exposición «Fotciencia19». Participan la astrónoma Li Zongnan y Matilde Barón (EEZ-CSIC). Moderador: Adrian Gutiérrez (consejero CDTI en Pekín).
14 marzo, 12:30 h
Seminario a cargo de Isabel López Calderón (Universidad de Sevilla): ¿Azul, rosa u otra cosa? Biología de la determinación sexual humana.
Salón de Actos de la EEZ-CSIC. C/Profesor Albareda, 1. Granada.
20 marzo, 9:00 h
II ENCUENTRO CIENTÍFICAS Y EMPRESARIAS DE GRANADA
Aula Magna de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología
Organizan: UGR, CSIC y AMEGA.
Colaboran: Ayuntamiento de Granada, DIPGRA, PTS
PROGRAMA PROVISIONAL
9.15 Inauguración
9.30 Mesa Redonda: ACCIONES PARA LA IGUALDAD EN LA CIENCIA Y EN LA EMPRESA
10.30 Taller práctico: DINÁMICA INTERACTIVA SOBRE IGUALDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES Y CORRESPONSABILIDAD
11.00 Café
11.45 Del conocimiento a la empresa: Casos de éxito
12.30 Aprender a comunicarnos
13.15 Propuestas y conclusiones
FEMINIZACIÓN DE LA PROFESIÓN BIBLIOTECARIA
Once upon a time, entre 1939 y 1978, para las mujeres solteras entre 17 y 35, existió una prestación de obligado cumplimiento: el “Servicio Social Femenino”. Para mujeres entre esta franja de edad y en ese estado civil de soltería (no especificado en el DNI desde 1985), durante un periodo comprendido entre los tres y los seis meses, era preceptivo desempeñar tareas en hospitales, escuelas, comedores o bibliotecas. Esta obligatoriedad era indispensable para acceder a un puesto de trabajo remunerado o una titulación académica u oficial, también para obtener el carnet de conducir o el pasaporte. Era un equivalente a lo que fue el Servicio Militar Obligatorio para hombres e igualmente se considera computable por la Seguridad Social a los mismos efectos.
Pero si nos interesa la anécdota histórica es por ser heredera de una tradición: la femininización de la profesión archivístico-bibliotecaria. A finales del XIX en Norteamérica, y principios del XX aquí, la biblioteca se abrió como espacio de trabajo extradoméstico para mujeres. En esta época los escenarios laborales propuestos se correspondían, como el Servicio Social, con actividades relacionadas con la asistencia social, la educación y el cuidado. En esta última categoría se agrupan las bibliotecas, el cuidado de la cultura. Siguiendo patrones americanos la Residencia de Señoritas, la de las “sin sombrero” dirigida por maría de Maeztu, contribuyó de manera relevante al aprendizaje de la profesión. En esta institución dependiente de la Junta de Ampliación de Estudios se impartieron cursos de biblioteconomía de 1928-1936. También se dotó con 12.000 ejemplares a su biblioteca pública sita en la madrileña calle Miguel Ángel.
Dentro del concepto decimonónico de biblioteca obviamente salario y forma de trabajo no eran equivalentes entre sexos, las mujeres fueron contratadas como mano de obra barata y a día de hoy prevalece la estructura piramidal en cargos de responsabilidad. Pero lo más curioso es que figura de “la bibliotecaria” ha permanecido en el imaginario colectivo universal inalterable, sólo hay que hacer memoria para verificar que tanto cine como literatura o canales de comunicación siguen dando fe de la bibliotecaria del siglo XIX, la que “cuida” de los libros. Como “trabajo” en una biblioteca a lo largo de años de oficio he podido constatar las reacciones de desconcierto y contradicción en el interlocutor que genera no atenerse a los tópicos asentados al respecto cuando expresas “soy bibliotecaria”. En la década de los 80 surgieron nociones nuevas, más en el CSIC, se trabajaba con información y no con libros, la información empezaba a automatizarse y el día a día en las bibliotecas se hizo tecnológico: información + telecomunicaciones = teledocumentación. Y muy particular es también que el sustantivo epiceno que responde a esta profesión de fines de siglo XX y XXI sea “el/la documentalista.“
La Residencia de Señoritas, primer centro para la formación de mujeres en enseñanza superior
ADELAIDA GARCIA ROMÁN: documentalista, pionera en documentación científica, búsquedas on line y maestra
https://csic-primo.hosted.exlibrisgroup.com/permalink/f/9p4bh5/34CSIC_ALMA_DS21117130570004201 ;
Mª ÁNGELES LANGA: bibliotecaria, especialista en la documentación de Santiago Ramón y Cajal
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Mª ÁNGELES CALATAYUD ARINERO, archivera, especialista en la doumentación histórica del Museo Nacional de Ciencias Naturales
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VICTORIA OLIVER, bibliotecaria, primera responsable del plan pribic (programa de informatización de las bibliotecas del CSIC en 1980) y novelista
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ÁNGELA SORLI ROJO, bibliotecaria y documentalista
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MELI MATEO ALONSO, bibliotecaria y maestra;
ROSARIO MARTÍNEZ LÓPEZ, bibliotecaria y maestra;
ROSARIO PARRA, archivera, responsable del primer proyecto de digitalización del Archivo General de Indias en 1992
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ANTONIA HEREDIA, archivera y autora de los pirmeros manuales de archivística
https://csic-primo.hosted.exlibrisgroup.com/permalink/f/9p4bh5/34CSIC_ALMA_DS21125081170004201 ;
JOSEFA FERNÁNDEZ BALLESTEROS, bibliotecaria y editora responsable de la inclusión de revista de Soldadura del CSIC en el Journal Citation Report
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Mª JOSÉ FERNÁNDEZ FRIAL, informática y maestra, responsable de la administración de las bases de daos del CSIC
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CLARA GINER, informática
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CONCHA ALVARO, documentalista, responsable de la distribución de los productos de información electronica del CSIC (1990) y de las bases de datos del BOE
https://csic-primo.hosted.exlibrisgroup.com/permalink/f/9p4bh5/34CSIC_ALMA_DS71120389820004201
