Libro abierto con una rosa de color rosa encima

23 de abril de 2025. Día del Libro y del Derecho de Autor

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La celebración del Día del libro fue un invento español. Vicente Clavel (1888-1967), escritor, poeta y librero, elevó la iniciativa de esta conmemoración a altas instancias. El 6 de febrero de 1926, Alfonso XIII firmaba un Real Decreto por el que se establecía el 7 de octubre como la “Fiesta del libro”. La fecha se determinó porque supuestamente correspondía al nacimiento de quien es considerado nuestro padre de las letras, el escritor Miguel de Cervantes (1547-1616). La previsión para 1929 de las exposiciones Universal de Barcelona e Iberoamericana de Sevilla, (de la cual hemos heredado el edificio del Pabellón del Perú, actual sede de la Delegación del CSIC para Andalucía y Extremadura), servirían de trampolín supranacional para la incipiente industria librera. Transcurridos los acontecimientos, en 1930, la feria pasó a primavera, el 23 de abril, más propicio para actividades al aire libre. Coincidía en esta ocasión con el entierro de Cervantes, menos dificultoso de determinar con certeza que su natividad, y además simultáneo a las muertes de Shakespeare (1564-1616) y otro emblemático del Siglo de Oro nacional, El Inca Garcilaso (1539-1616). Fue mucho más tarde cuando la UNESCO añadió el derecho de autoría e internacionalizó el evento tal y como ahora lo conocemos. La petición fue en 1995 a propuesta del Gobierno español y la Unión Internacional de Libreros. Hay que decir que en aquella época el director de la institución era otro paisano, Federico Mayor Zaragoza (1934-2024), muy ligado al CSIC en general y a la Bioquímica de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC) en concreto. Algo tendría que ver en la toma de tal decisión.

La efeméride coincide con el día de San Jorge, no sólo patrón de Cataluña, también lo es de Grecia, Inglaterra o Moscú. La leyenda romántica del santo caballero Jorge le viene al Día del Libro como un guante: en un pequeño lugar existía un dragón ávido de carne humana al que había que abastecer diariamente de una pieza; llegado el turno le tocó a la princesa y, en el instante del sacrificio, apareció a caballo San Jorge que atravesó a la bestia con su lanza salvando así a la dama; de la sangre del dragón brotó un rosal cuya flor el caballero ofreció a la princesa, ella en gratitud le regaló un poema. La historia da lugar a la costumbre de regalar libros y rosas entre personas queridas.

Este año la biblioteca ofrece ejemplares en papel de manera que cada cual se sirva según gustos e intereses. Los hemos obtenido de donaciones de otras bibliotecas y de compañeros que han regalado sus volúmenes particulares. Son obras de contenido ajeno a las líneas de investigación del centro con la pretensión de poder festejar el “libro” como objeto lúdico, de ocio y cultura.

Licy Ramírez y Paqui González

Biblioteca EEZ-CSIC

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